domingo, 7 de marzo de 2010

La magia del texto hecho palabras

Por Benita Cuellar

Siempre pienso que las palabras deben volar más que los pájaros, porque su tránsito por este mundo lo hace en más de una dirección, de un lugar descubierto a otro por descubrir. De norte a sur, de este a oeste, recorriendo velozmente caminos inusitados, alojándose en seguras guaridas de la memoria, y en otras ocasiones sólo transformándose en instantáneas pinceladas para después desaparecer. Divagan en desiertos inalcanzables, de días sombríos, llenos de destellos y anudados por el tiempo. Pueden ser portadoras de mensajes en clave o desnudos a la libertad del gozo de la creación. Pero nada tendría sentido si las voces quedaran allí, inmóviles en el vacío para luego perderse en él, como un halo de misterio, sin dejar huellas que perduren al paso de los años. Sin que queden grabadas en manchas descriptibles de tintas para que puedan asomarse y ser reveladas a cuantos quisieran conocerlas y disfrutar de sus encantos. Sí, ese encantamiento que es la transformación de ellas en el texto. Es un peregrinar de él a la palabra y viceversa, como dos amores inseparables por los siglos de los siglos. Uno sin la otra no tendrían sentido, no le darían expresión a nuestra existencia.





El texto pone en la puerta de las palabras la seducción del acontecimiento. Creo que esta atracción la expresa Alejandro Dolina en “La vitrola del tango fatal” del Ángel Gris: “En un bar cercano a la plaza hay un pasadiscos mecánico que funciona con monedas. Los parroquianos eligen inocentemente sus canciones preferidas, sin conocer el horrible secreto que encierra el artefacto (…)”. Las ganas de continuar indagando, conocer más de la historia han sido contagiadas por la magia de la narración. Puedo figurarme la descripción que revela los detalles de la escritura, como fotografías que pasan delante de mí, en la medida en que lo voy leyendo. Las palabras hechas texto se han transportado, a este otro texto que está naciendo. A través de él busco la inspiración, y el lugar que fue movilizado y movilizante. Ese punto donde la imaginación se funde para estallar en mil pedazos, para transformarse en palabras reveladoras y revelantes. Allí, en donde las imágenes regresan vívidas, los recuerdos y los sueños se corren los velos al transformarse en trozos de papel marcados por la pluma inspiradora. Entonces, los colores del texto que ocultaron su luz, como la paleta del pintor guardada en un atelier en tinieblas, salen a emanar aún más fuerte su colorido, por la fuerza de la radio que elige la revelación. Es un juego donde palabra y texto se confunden para echar vuelo a la fantasía y a la realidad. Y claro la radio juega con el hechizo. En esta travesura de las palabras, aquí volcadas, las distintas siluetas de la imaginación arman su juego, seguramente ustedes por el arte de la seducción sabrán contemplarlas y transformarlas en textos con diferentes vuelos

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